Terminados los dos primeros encuentros de las semifinales de
UCL, lo único claro y concreto es que la final será un duelo de estilos muy
diferentes, el escenario del clásico duelo entre una
defensa férrea y un ataque fulminante.
El Chelsea y el Atlético de Madrid proclaman un estilo diferente, oscuro, abucheado por muchos, pero aplaudido si los resultados son a favor. El fin último es ganar, sin importar la estética, ganar, poniendo la piel en cada jugada, no está permitido guardarse nada. En este primer encuentro fue el Chelsea del antipático Mou el que se defendió muy cerca de su arco, no será lo mismo en la vuelta, donde Simeone seguramente copiará de algún modo esa estrategia, si da resultados, el “Cholo” será para la prensa de su país, un genio de la estrategia y no un amarrete como lo fue el DT luso.
Del Otro lado Bayern y Madrid disputarán la revancha de un
cruce que debería cerrarse con muchos más goles, por la idea de ambos técnicos
de siempre buscar el arco rival, porque tienen en sus filas a los delanteros
más cotizados del mundo, por lo que el 1 a 0 de ventaja de los españoles se
antoja poca cosa, ante un cuadro alemán que de local será una avalancha de
ataques. Se cuestiona si lo que debe prevalecer es la poseción o la verticalidad, maticez que difieren entre uno y otro, sin embargo en situaciones coo esta lo que debe valorarse siempre, además de la idea, es por supuesto, al vencedor.
Estamos ante 4 justos finalistas que
nos recuerdan por enésima vez, que este deporte, tiene más de una forma de
deleitarnos, por un lado la belleza de la jugada impensada, del talento
individual, de la creación colectiva y por otro el sacrificio, la demostración
del orgullo, de la entrega, del deseo de superar al rival por más fuerte que
este sea, eso será lo que veremos en Lisboa.
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