Como muchas cosas en la vida, las decepciones,
por ejemplo, no son causa de un solo hecho, por el contrario, son la suma de
varias situaciones, acciones, personas, etc. Ayer, luego de finalizado el partido
entre Perú y Brasil, la amarga derrota, a mi entender, tuvo, tres responsables,
Perú, Brasil y Bascuñán, en ese orden.
Perú
Es cierto que, en el inicio de cada tiempo,
pudimos anotar, es cierto también que, en base al orden y el esfuerzo, pudimos
controlar en algo el juego del rival. Pero no deja de ser cierto también, que
ambos goles son producto de jugadas muy aisladas y que el juego asociado del equipo
se redujo a un par de acciones por la banda izquierda. La defensa cuando fue
exigida, paso zozobra, claro es Brasil, pero el pase a la espalda del lateral
fue un problema sin resolver.
Para recuperar y generar, el mejor fue Aquino, tanto
Yotún como tapia, mucho pundonor, pero con poco fútbol. Adelante, nuevamente
Carrillo cubrió la ausencia de Paolo, no en la función, pero sí en la cuota de
gol. “Canchita” en su rol de extremo por izquierda no tuvo el mejor partido y Farfán
en soledad, poco fue su aporte.
El punto más bajo de ayer fue Advíncula, no
pudo con Neymar y estuvo muy errático con el balón.
Brasil
Con mucho talento y mucho trabajo, el equipo de
“Tite” es uno de los escuadros cariocas más deslucidos y hasta apáticos de los
últimos años, no deja de ser, por ello, menos peligroso. Salvo la magia de
Neymar (para jugar, como para actuar) la “canarinha” basa su fútbol en la
recuperación de la pelota, el potencial físico de sus futbolistas y la
capacidad de sus delanteros, el “jogo bonito”, hace bastante rato que es solo
un grato recuerdo.
Pensarán algunos que el trabajo de Perú, anuló
a Brasil, en parte puede ser cierto, pero con excepción de Aquino, no hay
jugada destacable de Tapia o Yotún en ese acápite. Hasta cierto punto daba la impresión
que si Brasil se lo proponía podía hacer más de lo que hizo, pero esa apatía,
esa apatía.
Bascuñán
Culpar de la derrota al árbitro, me parece
francamente exagerado, Perú no generó juego y defendió mal cuando estuvo
adelante o en igualdad de condiciones. No obstante, la actuación del árbitro y
el VAR, sin duda condicionó el juego. No se cuestionan los cobros a favor de
Brasil, se cuestiona la disparidad de criterios para con el equipo nacional.
Con mucho por jugar y poco tiempo para
recuperarse del golpe, en noviembre habrá que levantar la cabeza y buscar
razones para alegrarse nuevamente con la selección.