Y no es que los nervios no invadan a los
televidentes, no es que la narración radial no nos involucre con lo que se
juega, pero sin la gente, sin el público, ningún espectáculo termina de serlo,
y es más parecido a una ceremonia protocolar, en la que solo el espíritu
competitivo de los atletas nos emociona, hasta un punto.
Por eso tratar de analizar los encuentros de
estas eliminatorias, se hace especialmente complicado, primero porque muchos de
los equipos a penas y entrenaron un par de veces, por otro lado, muchos equipos
viven con el miedo que alguno de sus integrantes resulte positivo al
coronavirus y se tenga que cambiar todo. Será sin duda, como ya lo es para los
clubes, un reto para las selecciones. Hoy sin duda, con los viajes
transatlánticos y con pandemia de por medio, las eliminatorias sudamericanas,
son las más complicadas de todas.
No obstante, podemos y debemos decir que Perú
ayer no se encontró con su mejor juego, en parte por lo anteriormente
mencionado y en parte claro, por el trabajo de Paraguay. Mas allá del
desarrollo del partido, que el equipo peruano supo afrontar, primero sufriendo,
luego dudando, finalmente mejorando en el juego, lo importante de ayer es que
se obtuvo un empate de visitante, eso sí, el rival no fue de lo más exigente,
aunque el nivel de los jugadores peruanos y su juego, hayan dado esa sensación.
Gareca tiene a los suyos, sabe en quien
confiar, por rendimiento o por falta de variantes, sabe a quienes les dará la
responsabilidad de salir al campo, prueba de ello es Ruiz Días, que a estas
alturas parece ser de aquellos jugadores a los que la suerte con la selección
no les sonríe, del todo. Lo mismo con Cueva, que a pesar de jugar poco o nada
en Turquía, es titular y sin ser su mejor partido, supo responder. Y así pasa,
con los Yotún, Tapia o Trauco, de los mejores ayer.
El problema de la falta de estado físico o
ritmo futbolístico lo afrontarán todas las selecciones, al menos, hasta que
ojalá, retornemos a la normalidad pre pandemia, lo preocupante es tener al
segundo referente de la selección, Jefferson Farfán, sin equipo, entrenando por
su cuenta en la VIDENA, ayer su sola presencia y un par de jugadas demostraron
que aún son suficientes para preocupar a cualquier equipo, pero la jerarquía
por si sola no basta para hacer daño. Y justamente ante su mermado estado
físico, ante la ausencia de Paolo Guerrero, ayer lo que faltó, fue eso,
jerarquía; para mantener un resultado, para evitar los goles que recibimos.
Jerarquía y liderazgo, que parece que será la búsqueda de Gareca, además del
funcionamiento.
Perú enfrentará retos difíciles y lo hará en un
contexto complicado y hasta peligroso, contexto que, veremos, podría emparejar
todo. El siguiente desafío ante Brasil podría ser un ejemplo de ello.
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