Argentina y sus dos copas del mundo, Argentina y sus talentos,
Argentina y sus egos elevados, Argentina y su paso adelante, con sus dos
pasos para atrás. Para la albiceleste estos últimos cuatro años han
estado plagados de convulsiones internas y debates encendidos, muy poco
de buen juego y mucho menos de títulos.
Al finalizar la
copa del mundo en Sudáfrica, era obvio y natural que la prensa y la
gente desearan un cambio de técnico, Maradona no había demostrado nada,
su equipo el que “el pelusa” calificó de Mascherano más diez, nunca
funcionó más allá de espejismos ante rivales de bajo nivel. Y como el
que a hierro mata a hierro muere, lo digo por cómo entró Maradona a la
selección, tras una rara salida de Basile, así murió el Diego a manos de
Batista.
Un
Batista obligado a ganar la copa América en su casa, que no lo logró, a
pesar que por momentos pareció encontrarle la mano, con un Messi más
libre, con jugadores que lo ayudaban, sin embargo se enfrentó ante la
mejor selección de esta parte del mundo, Uruguay, lógico que perdiera,
ilógico que con tan poco tiempo lo botaran. Así llegó Alejandro Sabella,
con buenos antecedentes, campeón de Libertadores, finalista de la copa
mundial de clubes, todo con Estudiantes de la Plata, un buen técnico,
pero totalmente opuesto a los anteriores.
Y aquí el primer
detalle, Argentina no encuentra su identidad, todo, por el momento se
resume a Messi. Cuál es el fútbol argentino, el que vemos por cable y
que nos muestra partidos duros , cerrados, con poco toque del balón, o
el de Messi y toda su individualidad, a qué se aferran. Brasil, al
regate, al talento; Colombia, al buen toque, al balón al piso; Uruguay, a
la garra y ¿Argentina? Es lo primero que deben resolver.
De
allí en más otro problema es creer que Messi, el mejor del mundo de
Hoy, nunca el mejor de la historia, a menos que sea campeón del mundo,
puede resolverles solo todo los problemas. No es así, primero porque es
muy joven y segundo porque no tiene temperamento, no es un líder, no es
Maradona en el 86 y 90 o Zidanne en el 98 ó 2006. A esto hay que sumarle
que junto a él, arriba todo bien, pero hacia atrás Argentina hace agua,
es impredecible lo que puede suceder cuando lo atacas.
Tiene
tiempo Sabella para trabajar, para definir una identidad, para buscarle
a Messi su posición, su tarea, la pregunta es si la prensa, la
directiva y la gente le darán tiempo a él.
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